viernes, 13 de febrero de 2009

Barco pirata

Estas navidades, entre a un solo lugar a comprar un solo regalo. Uno para mi sobrina que cumplía dos años, quería que a mi también me gustara. Apelando a la nostalgia le iba a dar ese regalo especial que a mi me había hecho feliz infinidad de veces.
Entre a una cadena de jugueterias, de las grandes. Mientras me paseo por el local decidido entre Ben X, spidermans y unos robots que ni siquiera entendía de que se trataban, no lo veo. Doy otra vuelta, paso sin prestar mucha atención por los cubos de felpa con campanitas de colores estridentes, mientras pienso que - ya esta grande para esos juegos de bebé de pasar las piezas por el aujero- y sonajeros modernos de todas las formas posibles que incentivan la motricidad.
Después de un rato buscando, ese juguete que desplegó sonrisas a millones de niños por el mundo, sin dar con él, asombrado le pregunto al joven vendedor.
Asiente con la cabeza, recorre el local con una mirada pensativa, clava la vista, entrecierra los ojos, se da vuelta, me mira y me dice -¿perdona, cuales son los Playmobils?-.

Me fui indignado.